Hernia perianal en perro
Hoy os presentamos el caso de “Coco”, un yorkshire macho entero, de 9 años de edad.
Presentaba un gran abultamiento en la zona perineal derecha, dificultad para defecar y acumulación de heces. Fruto todo de una hernia perineal (imagen 1).
Las hernias perineales ocurren cuando los músculos del diafragma pélvico se separan, permitiendo que el contenido del recto, de la pelvis y/o abdomen se desplace hacia la piel del perineo.
No se conoce bien la causa de esta debilidad, pero se cree que está asociada con hormonas del macho, tensiones, y debilidad o atrofia muscular congénita o adquirida.
Los procesos que provocan tensión y pueden predisponer a formación de hernias perineales son: prostatitis, cistitis, obstrucción del tracto urinario, obstrucción colorrectal, desviación o dilatación del recto, saculitis anal, diarrea, estreñimiento, etc.
Las hernias perineales son frecuentes en perros y raras en gatos, ocurren casi exclusivamente en perros macho enteros (93%).
La técnica utilizada en el caso de Coco, fue la herniorrafia con transposición del obturador interno, reforzado con maya de polipropileno (imagen 2).
En primer lugar se vacía todo el contenido rectal, se realiza sutura en bolsa de tabaco del ano y se limpia toda la zona quirúrgica. Al paciente lo colocamos en posición de decúbito ventral con la cola fijada sobre el dorso, la pelvis elevada, y las extremidades posteriores almohadilladas.
Al realizar la cirugía, encontramos una debilidad y atrofia muy acusada de toda la musculatura que rodeaba a la hernia (músculos esfínter anal externo, elevador del ano y obturador interno) por lo que fue necesario reforzar el cierre de la hernia con una maya de polipropileno.
Se comienza uniendo la combinación de los músculos elevador del ano y el coccígeo con el esfínter anal externo dorsalmente, y se va cerrando poco a poco el defecto. Después se corta la fascia y el periostio a lo largo del borde caudal del isquion y el origen del músculo obturador interno. Una vez lo tenemos despegado del hueso, se transpone dorsomedialmente a modo de “tapadera” y se une a los otros músculos mencionados anteriormente. En esta zona hay que tener mucho cuidado con el paquete vasculo-nervioso (arteria y vena pudendas internas y el nervio pudendo) que recorren la zona, si afectáramos a cualquiera de estas estructuras el resultado sería desastroso.
La utilización de maya no siempre es necesaria, si la musculatura está bien desarrollada y tiene fuerza suficiente.
Una vez finalizado el cierre, se coloca un drenaje (imagen 3), durante unos días, para evitar el acumulo de líquido serosanguinolento y la formación de un seroma. Que complicaría la correcta cicatrización.
Siempre está indicada la esterilización del animal en este tipo de cirugía, por lo que también se procedió a la orquidectomía de Coco.
Después de la cirugía el perro deberá tomar una dieta rica en fibra, y un ablandador de heces durante unos meses. Para evitar cualquier tipo de tensión en la zona.

Imagen 1

Imagen 2

Imagen 3